El futuro laboral de las mujeres italianas depende de cómo expriman el coleto. Que no me creen? Pues lamento informarles que es así. Acabo de ser testigo de un hecho que lo comprueba. Si uno no sabe exprimir el coleto, pues no podrá ni soñar con encontrar trabajo acá. Por lo menos eso es lo que dicen los especialistas en esos quehaceres. Y es que la economía en esta zona se encuentra tan contraída, que muchísimas mujeres se han volcado a las calles a realizar para terceros las labores de limpieza cotidiana, siendo la más popular la limpieza de las escaleras de los edificios. La tradicional profesión de ama de casa ha expandido sus fronteras y hoy en día es más que común ganarse el pan a fuerza de trapear, como dirían los mexicanos.
Pero la cosa no es sólo limpiar y ganarse los reales. Algunas mujeres con una visión un tanto más futurista han constituido cooperativas de limpieza, ya que según dicen por ahí, en la unión está la fuerza. Es así como bandadas de laboriosas mujeres toman por asalto oficinas, escaleras y áreas comunes de condominios, para dejarlas resplandecientes por la módica suma de 7 euros la hora.
A las 7 y 30 de la mañana comienza el frenesí. Carros cargados de aguerridas féminas recorren las calles del pueblo. La jefa gira instrucciones a los escuadrones de limpieza, haciendo hincapié en que más importa la cantidad de escaleras por día que la calidad misma del trabajo... “veloce, veloce!”
La meta es lograr al menos 10 edificios en tan sólo 5 horas para estar en casa puntuales a mediodía, no vaya a ser que llegue el marido hambriento y no consiga la pasta en la mesa.
De a dos por edificio. La primera va adelante, escaleras abajo con la escoba en la mano, mientras la sigue la segunda con el coleto en un acompasado vaivén de pasos que sólo se interrumpe para recoger el polvo con la pala y remojar el coleto en el tobo. Esta última acción, remojar el coleto en el agua y exprimirlo después, es la que determina la permanencia o no de las mujeres en la cooperativa de limpieza.
De acuerdo con esto, exprimir el coleto es toda una ciencia. Hay que doblarlo exactamente a la mitad, y luego doblarlo otra vez hasta reducirlo a ¼ de su largo. Deben tomarse ambas esquinas a la vez con una mano opuesta a la otra, perpendiculares al abdomen, y en un solo movimiento de torsión –una mano en el sentido horario y la otra al contrario- se le debe sacar al trapo hasta la última gota de agua…"súbito!”!
Presencié la clase magistral en primera fila y fui testigo del discurso de la jefa a la trabajadora (ahora ex -trabajadora). Según la primera, o sea la jefa, la pobre señora no podrá soñar con un futuro en el mundo laboral debido a su escasa habilidad para exprimir el preciado trapo. Spremere lo straccio es una aptitud que, de no poseerse, estigmatizará a la fémina de por vida, haciéndola valer poco menos de lo que vale un cero a la izquierda a los ojos de la habilidosa jefa de escuadrón. De poseer la aptitud de marras, la actitud de la jefa cambiará radicalmente, deshaciéndose en elogios y felicitaciones a la orgullosísima poseedora de tan preciado y divino don. Imagino que la vida conyugal de la pobre señora que recién acaba de pasar a engrosar la lista de desempleadas italianas será también un rotundo fracaso, porque una mujer que no sepa exprimir un coleto no podrá manejar una casa.
Menos mal que en cuestiones laborales, sobre todo de esa índole, trabajo por mi cuenta; es decir, limpio sólo mi casa y soy yo la jefa. Aunque analizando bien el asunto, acabo de darme cuenta de que jamás podré trabajar en este país, ya que ni sé exprimir el coleto con la compleja técnica que explicó la señora ni tengo la menor intención de aprender a hacerlo.
Me queda una duda….en qué parte del curriculum se especifican las habilidades coletísticas?
Pero la cosa no es sólo limpiar y ganarse los reales. Algunas mujeres con una visión un tanto más futurista han constituido cooperativas de limpieza, ya que según dicen por ahí, en la unión está la fuerza. Es así como bandadas de laboriosas mujeres toman por asalto oficinas, escaleras y áreas comunes de condominios, para dejarlas resplandecientes por la módica suma de 7 euros la hora.
A las 7 y 30 de la mañana comienza el frenesí. Carros cargados de aguerridas féminas recorren las calles del pueblo. La jefa gira instrucciones a los escuadrones de limpieza, haciendo hincapié en que más importa la cantidad de escaleras por día que la calidad misma del trabajo... “veloce, veloce!”
La meta es lograr al menos 10 edificios en tan sólo 5 horas para estar en casa puntuales a mediodía, no vaya a ser que llegue el marido hambriento y no consiga la pasta en la mesa.
De a dos por edificio. La primera va adelante, escaleras abajo con la escoba en la mano, mientras la sigue la segunda con el coleto en un acompasado vaivén de pasos que sólo se interrumpe para recoger el polvo con la pala y remojar el coleto en el tobo. Esta última acción, remojar el coleto en el agua y exprimirlo después, es la que determina la permanencia o no de las mujeres en la cooperativa de limpieza.
De acuerdo con esto, exprimir el coleto es toda una ciencia. Hay que doblarlo exactamente a la mitad, y luego doblarlo otra vez hasta reducirlo a ¼ de su largo. Deben tomarse ambas esquinas a la vez con una mano opuesta a la otra, perpendiculares al abdomen, y en un solo movimiento de torsión –una mano en el sentido horario y la otra al contrario- se le debe sacar al trapo hasta la última gota de agua…"súbito!”!
Presencié la clase magistral en primera fila y fui testigo del discurso de la jefa a la trabajadora (ahora ex -trabajadora). Según la primera, o sea la jefa, la pobre señora no podrá soñar con un futuro en el mundo laboral debido a su escasa habilidad para exprimir el preciado trapo. Spremere lo straccio es una aptitud que, de no poseerse, estigmatizará a la fémina de por vida, haciéndola valer poco menos de lo que vale un cero a la izquierda a los ojos de la habilidosa jefa de escuadrón. De poseer la aptitud de marras, la actitud de la jefa cambiará radicalmente, deshaciéndose en elogios y felicitaciones a la orgullosísima poseedora de tan preciado y divino don. Imagino que la vida conyugal de la pobre señora que recién acaba de pasar a engrosar la lista de desempleadas italianas será también un rotundo fracaso, porque una mujer que no sepa exprimir un coleto no podrá manejar una casa.
Menos mal que en cuestiones laborales, sobre todo de esa índole, trabajo por mi cuenta; es decir, limpio sólo mi casa y soy yo la jefa. Aunque analizando bien el asunto, acabo de darme cuenta de que jamás podré trabajar en este país, ya que ni sé exprimir el coleto con la compleja técnica que explicó la señora ni tengo la menor intención de aprender a hacerlo.
Me queda una duda….en qué parte del curriculum se especifican las habilidades coletísticas?
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